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Libro De Poemas - Lorca Federico Garcia - Страница 13


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Crepitar de leños viejos,

peregrinos descarriados.

La bellota es la serena

poesía de lo rancio,

y el membrillo de oro débil

la limpieza de lo sano.

Mas la granada es la sangre,

sangre del cielo sagrado,

sangre de la tierra herida

por la aguja del regato.

Sangre del viento que viene

del rudo monte arañado.

Sangre de la mar tranquila,

sangre del dormido lago.

La granada es la prehistoria

de la sangre que llevamos,

la idea de sangre, encerrada

en glóbulo duro y agrio,

que tiene una vaga forma d

e corazón y de cráneo.

¡Oh granada abierta!, que eres

una llama sobre el árbol,

hermana en carne de Venus,

risa del huerto oreado.

Te cercan las mariposas

creyéndote sol parado.

Y por miedo de quemarse

huyen de ti los gusanos.

Porque eres luz de la vida,

hembra de las frutas. Claro

lucero de la floresta

del arroyo enamorado.

¡Quién fuera como tú, fruta,

todo pasión sobre el campo!

CHOPO MUERTO

1920.

¡Chopo viejo!

Has caído

en el espejo

del remanso dormido,

abatiendo tu frente

ante el poniente.

No fue el vendaval ronco

el que rompió tu tronco,

ni fue el hachazo grave

del leñador, que sabe

has de volver

a nacer.

Fue tu espíritu fuerte

el que llamó a la muerte,

al hallarse sin nidos, olvidado

de los chopos infantes del prado.

Fue que estabas sediento

de pensamiento,

y tu enorme cabeza centenaria,

solitaria

escuchaba los lejanos

cantos de tus hermanos.

En tu cuerpo guardabas

las lavas

de tu pasión,

y en tu corazón,

el semen sin futuro de Pegaso,

la terrible simiente

de un amor inocente

por el sol de ocaso.

¡Qué amargura tan honda

para el paisaje,

el héroe de la fronda

sin ramaje!

Ya no serás la cuna

de la luna,

ni la mágica risa

de la brisa,

ni el bastón de un lucero

caballero.

No tornará la primavera

de tu vida,

ni verás la sementera

florecida.

Serás nidal de ranas

y de hormigas.

Tendrás por verdes canas

las ortigas,

y un día la corriente

llevará tu corteza

con tristeza.

¡Chopo viejo!

Has caído

en el espejo

del remanso dormido.

Yo to vi descender

en el atardecer

y escribo tu elegía,

que es la mía.

CAMPO

1920.

El cielo es de ceniza,

los árboles son blancos,

y son negros carbones

los rastrojos quemados.

Tiene sangre reseca

la herida del ocaso,

y el papel incoloro

del monte, está arrugado.

El polvo del camino

se esconde en los barrancos,

están las fuentes turbias

y quietos los remansos.

Suena en un gris rojizo

la esquila del rebaño,

y la noria materna

acabó su rosario.

El cielo es de ceniza.

Los árboles son blancos.

LA BALADA DEL AGUA DEL MAR

1920.

A Emilio Prados. (Cazador de estrellas.)

El mar

sonríe a lo lejos.

Dientes de espuma,

labios de cielo.

-¿Qué vendes, oh joven turbia

con los senos al aire?

-Vendo, señor, el agua

de los mares.

-¿Qué llevas, oh negro joven,

mezclado con tu sangre?

-Llevo, señor, el agua

de los mares.

-¿Esas lágrimas salobres

de dónde vienen, madre?

-Lloro, señor, el agua

de los mares.

-Corazón; y esta amargura

seria, ¿de dónde nace?

-¡Amarga mucho el agua

de los mares!

El mar

sonríe a lo lejos.

Dientes de espuma,

labios de cielo.

ÁRBOLES

1919.

¡Árboles!

¿Habéis sido flechas

caídas del azul?

¿Qué terribles guerreros os lanzaron?

¿Han sido las estrellas?

Vuestras músicas vienen del alma de los pájaros,

de los ojos de Dios,

de la pasión perfecta.

¡Árboles!

¿Conocerán vuestras raíces toscas

mi corazón en tierra?

LA LUNA Y LA MUERTE

1919

La luna tiene dientes de marfil.

¡Qué vieja y triste asoma!

Están los cauces secos,

los campos sin verdores

y los árboles mustios,

sin nidos y sin hojas.

Doña Muerte, arrugada,

pasea por sauzales

con su absurdo cortejo

de ilusiones remotas.

Va vendiendo colores

de cera y de tormenta

como un hada de cuento

mala y enredadora.

La luna le ha comprado

pinturas a la muerte.

En esta noche turbia

¡está la luna loca!

Yo mientras tanto pongo

en mi pecho sombrío

una feria sin músicas

con las tiendas de sombra.

MADRIGAL

1919

Yo te miré a los ojos

cuando era niño y bueno.

Tus manos me rozaron

y me distes un beso.

(Los relojes llevan la misma cadencia,

y las noches tienen las mismas estrellas.)

Y se abrió mi corazón

como una flor bajo el cielo

los pétalos de lujuria

y los estambres de sueño.

(Los relojes llevan la misma cadencia,

y las noches tienen las mismas estrellas.)

En mi cuarto sollozaba

como el príncipe del cuento

por Estrellita de oro

que se fue de los torneos.

(Los relojes llevan la misma cadencia,

y las noches tienen las mismas estrellas.)

Yo me alejé de tu lado

queriéndote sin saberlo,

no sé cómo son tus ojos,

tus manos ni tus cabellos.

Sólo me queda en la frente

la mariposa del beso.

(Los relojes llevan la misma cadencia,

y las noches tienen las mismas estrellas.)

DESEO

1920

Sólo tu corazón caliente,

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